Tuesday, January 27, 2004

Como no me quiere nadie, yo me quiero, me quiero mucho, me lo digo a mí misma todas las noches: Lucía, cuánto te quieres, cuánto te quieres, Lucía, ayyyyyyy. No me puedo abrazar a mí misma, porque estoy como un tonel y no me abarco, pero si pudiera, lo haría. Es que hoy tengo un sobreexceso de amor y no podía pasar sin escribir un textito para recordarme que nadie pensó que llegaría hasta aquí, jamás. Si es que yo soy una niña muy coherente y cuando me quiero es por algo. Me voy a celebrarlo con un café y la pesada de mi compañera de caja. ¿Quién me mandaría hacerme amiga de ella? Va a tirar por tierra mi reputación de empleada ejemplar que nunca va a la máquina. Y es que claro, llega: ¡ Ay, ay ,ven a la máquina sólo 30 segundos!, y si me descuido, son 30 minutos de mi valioso tiempo. ¿Qué se habrá creído, que todas sus aventuritas y desventuritas (más de las últimas, pero se pone más presumida con las primeras) han de pasar a los anales de la historia?
En fin, además ni siquiera me invita al café. Si no fuera porque hoy me quiero tanto me sacaba de mis casillas. Y no sé cómo decirle que a ella sí que no la quiero como se cree, en realidad ni siquiera la mitad. Pero a mí sí me quiero, me voy a dar un besito, que a mí si me los doy, qué pena que no llego a apretarme, muacs, muacs, muacs. Sólo para mí y nada más que para mí, porque me los merezco y mucho.
Que síiiiiii, que ya voy a la máquina. Qué pesada.

No comments: