Sunday, March 22, 2009

En las nubes

Nunca me había pasado. Ir a recoger a una persona al aeropuerto y ver, mientras conduzco, cómo va descendiendo su avión. Mi coche iba a 80 Km/h. No sé a cuánto iría el avión. Sabía que por mucho que corriera, no lo alcanzaría. Pero también sabía que la persona que iba dentro me iba a estar esperando. Es real esto que cuento, me ha sucedido; tampoco es nada extraño. Pero cuando el avión desapareció de mi vista, pensé en que la escena no era más que una metáfora de los sueños. El avión es el sueño por el que día a día nos echamos a la carretera. Por el que aceleramos y frenamos, por el que seguimos adelante a pesar de las alertas reflejadas en el retrovisor. Pocas veces lo vemos cerca, casi siempre nos resulta inalcanzable. Pero nunca debemos quedarnos a la mitad del camino, hay que seguir tras él, aunque lo perdamos de vista, porque si lo queremos, si lo deseamos, ahí estará. Esperándonos.

Friday, March 20, 2009

Una de almejas

Quino, el personaje de Steinbeck, casi pierde el alma por la perla. Yo, en este caso, tendría cuidado.

Tuesday, March 17, 2009

Tarde de domingo



Cuando estábamos a punto de comprar entradas para ver Gran Torino, cambié de opinión. "Vámonos al río", dije. Y la tarde ganó a Eastwood.

Friday, March 13, 2009

Pese a la iglesia, pese a todo

Dejo unos versos de César Vallejo para los protagonistas de esta historia.

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Tuesday, March 10, 2009

Mar



Ayer, como una buena piscis, inauguré mi temporada oficial de playa.

Sunday, March 08, 2009

El día de la mujer, todos los días

Estos días, por más que pensaba en mujeres ejemplares, sólo se me venía una a la cabeza: mi madre. Nunca ha tirado la toalla. Siempre ha sabido salir hacia adelante. Ha atendido a sus padres, a sus hijos y a sus nietos. Sigue cuidando a sus hijos y a sus nietos. Ha pasado por muchísimas calamidades, ha sufrido mucho, ha dado su vida por los demás, sin pedir nada a cambio. Y aun así, continúa en pie. Con soluciones para todo. Con buena cara. Sin un segundo que malgastar en ponerse enferma, en desperdiciar en tonterías. Siempre está ahí, dispuesta a ayudarnos. A cualquier hora. Todos los días.

Friday, March 06, 2009

Wednesday, March 04, 2009

¿Métodos disuasorios?

Estoy dentro del ascensor. Veo correr a un hombre para intentar pillarlo. Le doy al piso 3, que es donde voy. El hombre sigue corriendo, está cerca. Me niego a pulsar el botoncito para que la puerta siga abierta. El hombre está ya a tres pasos. Me quedo quieta, impasible, mirando cómo el dichoso hombre desaparece a través de una rendija cada vez más estrecha. Y plof. La puerta se cierra. Tengo 30 segundos para meterle mano al hombre -otro hombre- que está a mi lado. Un cartelito me anuncia que una cámara nos vigila. Fin.

Monday, March 02, 2009

Sueños varados



"¿Por qué será que cualquier muchacho robusto y saludable, que tenga dentro de sí un espíritu robusto y saludable, en un momento dado se enloquece por darse a la mar? ¿Por qué será que durante el primer viaje que hicieron ustedes como pasajeros, sintieron un estremecimiento místico al enterarse de que ni el buque ni ustedes ya no podían ser vistos desde tierra? ¿Por qué será que los antiguos persas consideraban sagrado al mar? ¿Por qué será que los griegos le destinaron una deidad especial, un hermano de Jove? Sin duda, todo eso no carece de sentido. Y es aun más profundo el significado del mito de Narciso que, al no poder ceñir la imagen exquisita y atormentadora que veía en la fuente, se arrojó a ella y se ahogó. Pero todos nosotros vemos esa misma imagen en nuestros ríos y en nuestros océanos. Es la imagen del inasible fantasma de la vida. Y ésta es la clave de todo". Moby Dick, Herman Melville.

El origen de esta entrada, aquí.

Sunday, March 01, 2009

Pesado y ligero

Viendo La insoportable levedad del ser (no he leído el libro), me he acordado de un objeto: las escaleras. Cuando era pequeña, había una gigante de hierro en mi casa. A veces, los vecinos y mi tía la pedían prestada para pintar las fachadas de sus casas. Yo no tenía fuerzas para cogerla sola. Así que solía decir: "Pasad y lleváosla, está en el patio". Unos años más tarde, mi madre compró otra, pero de acero inoxidable. Yo seguía siendo pequeña, pero ésa ya la podía coger casi con una mano, no pesaba nada y era igual de útil. "Ahora te la llevo", le decía a mi tía. Me fascinaba la sensación de trasladar algo pesado como si fuera una pluma. Y esa sensación, creo, es la clave del amor, de cualquier amor: querer mucho sin que se note demasiado.