Sunday, January 25, 2004

Si ya de por sí jode trabajar un domingo, ni os cuento lo que jode que una maratón te corte todos los accesos de entrada al curro. Dos horas dando vueltas y saliendo al mismo sitio para encontrarte con el mismo policía, las mismas indicaciones y más mala leche si cabe. La primera vez está bien, porque resulta que el poli, además, está mejor que quiere. Y bueno, en algún momento se te pasa por la cabeza que a ti, por ser tú, te dejará entrar. Pero nada. Vuelta otra vez a la rotonda de antes. La segunda vez jode aún más porque te ve el mismo poli y no es plan que ese tío tan buenazo piense que eres tonta y que no sabes salir de allí. Aun así, ni le doy pena ni me deja entrar. Ya la tercera vez no es que parezca gilipollas. Es que el gilipollas es el poli, que se cree que he vuelto por él. Y debe ser que el Cuerpo está muy bien adiestrado, porque me volvió a echar p'atrás. En fin, que me he tenido que tragar la carrera de tíos y tías sudorosas y mi orgullo, que es peor. Será posible...

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