Letras

"Cádiz, Ávila, Suecia, Ávila, Lugo", repetía sin parar un tipo a un teléfono móvil en la mesa de al lado, hace media hora, mientras almorzaba. Lo que me molestaba, aparte de odiar esa forma de deletrar (¿no podía haber dicho Casal y punto? Ni que se apellidara Kuznetsov), es que no podía terminar la entrevista que estaba leyendo. Y dale: "Cádiz, Ávila, Suecia, Ávila, Lugo". ¡Y cada vez más alto! Y otra y otra y otra vez. "A ver si nos entendemos", continuaba. Y me entraron ganas de gritarle: "Entiéndeme tú a mi, gilipollas: ¿No tienes casa? ¡Vete a gritar a tu Cádiz, Ávila, Suecia, Ávila!". Y me arrepiento de haber pensado eso porque lo siguiente que deletreó fue su dirección: San Juan de Aznalfarache.

Bolivia. Isla del Sol. Titicaca.

Nunca he disfrutado más de una coca cola.

Antes de dormir

Mi vida bajo el agua.

Mentiras

¿Qué se han creído los políticos?

Gasolina

A: Yo echo de diez en diez euros.
M: ¿Qué te crees, que es una moto?
A: Estoy en reserva.
M: Yo creo que la reserva no se acaba nunca.

El butrón

-No te preocupes por los ladrones. Sólo quieren joyas, dijo él.
-¿Y qué soy yo?, respondió ella enfurecida.

Esto dice Romero Murube (1904-1969) de Sevilla

"El sevillano siempre está contento de su ciudad. Ésta parece que rebasa con sus riquezas materiales y espirituales todas las posibles aspiraciones de su gray fervorosa. No hay horizontes ni medidas que la ciudad no los contenga en sí. Y de ahí ese aislamiento del mundo en torno, ese egocentrismo espiritual que coloca a la capital de Andalucía como una ciudad fuera del planeta. En Madrid, en Lisboa o en Barcelona se vive en el mundo, con ventanas a Europa y a los acontecimientos de otros continentes. En Sevilla no se vive más que en Sevilla y para Sevilla. Se vive hacia dentro, no hacia fuera. Se ahonda el espíritu y nunca se desparraman los sentidos".

El periodista en la calle. Álvaro Romero Bernal

Lío

Un gato enredado en una madeja de lana. Así está mi cabeza.

Mundo y aparte

"De nuevo entre mis dedos
la noticia del mundo
es tu cabello
y es tu risa
su último aviso, su condición
de adiós cuando te marchas".

J.J. Díaz Trillo

Amor

Ahora entiendo, Pilar, por qué tardaste en responderme tanto...