Letras

"Cádiz, Ávila, Suecia, Ávila, Lugo", repetía sin parar un tipo a un teléfono móvil en la mesa de al lado, hace media hora, mientras almorzaba. Lo que me molestaba, aparte de odiar esa forma de deletrar (¿no podía haber dicho Casal y punto? Ni que se apellidara Kuznetsov), es que no podía terminar la entrevista que estaba leyendo. Y dale: "Cádiz, Ávila, Suecia, Ávila, Lugo". ¡Y cada vez más alto! Y otra y otra y otra vez. "A ver si nos entendemos", continuaba. Y me entraron ganas de gritarle: "Entiéndeme tú a mi, gilipollas: ¿No tienes casa? ¡Vete a gritar a tu Cádiz, Ávila, Suecia, Ávila!". Y me arrepiento de haber pensado eso porque lo siguiente que deletreó fue su dirección: San Juan de Aznalfarache.