Sunday, October 16, 2005

Érase una vez una vez una niña tan mala, tan mala, tan mala... que sólo me tenía a mí como amiga.

Saturday, March 26, 2005

Me aburro, me aburro mucho, pero muchísimo. Y lo peor es que no puedo hacer nada para desaburrirme porque me han prohibido hacer nada.

Tuesday, March 22, 2005

Hoy es martes santo. Bueno, eso dice la Iglesia, porque para mí es martes y punto. Un martes más bien descafeinado. Las tiendas están abiertas, con olor a trabajo, pero los clientes van entrajetados y encorbatados, con olor a perfume barato. Es ridículo encontrarse con un niño de 16 años repeinado, con gomina, con chaqueta y pantalón de pinza comprando una lata de coca cola en la tienda del barrio. Aunque, pensándolo bien, quizá no sea ridículo, sino un coñazo. El nene se bebe la coca cola viendo –y valga la redundancia– pasar el paso. Igual hasta se la tiran encima. Igual hasta le manchan el traje que su madre ha recogido hace un momento de la tintorería. Igual ni se la bebe. Pero el subnormal del nene sigue allí, parado, boquiabierto, viendo aquel escenario de incienso y velas entre capirotes. Yo, mientras tanto, maldigo la coca cola, al tendero y al que le vendió la gomina al imbécil ése. Quiero llegar hasta mi casa, pero no puedo. Ni el volumen de la radio del coche me tranquiliza. Pito, pito más y más, pito y grito, pero la gente pasa de mí y yo sigo sin poder pasar. ¿Martes y punto? Más bien le quitamos la n al punto.

Monday, March 14, 2005

Hoy estoy contenta no porque me pusieran muchas gambas con el arroz, sino porque le quité todas al menda que me acompañó a cenar. Mil ojos hay que tener con él. Y a los pobre chinos, como los tienen tan estirados, se la mete por donde quiere. Será capullo...

Saturday, March 05, 2005

Siempre que voy a un chino pido arroz frito con gambas. Y estoy harta, no de pedir siempre lo mismo, sino de que nunca me pongan las gambas. La próxima vez no me frena ni dios. Y a ésos les pongo yo una hoja de reclamación como que me llamo Lucía. Es que los chinos no me pueden joder a mí la noche por esa gilipollez. Y lo peor es que yo sé que me la joden porque mis glándulas salivales llevan segregando agua -o lo que sea- todo el día y se topan, pobrecitas mías, con cuatro granos de arroz y unas tiras de zanahoria más secas que el hueso de jamón que hay en mi casa. Pues se acabó. ¿No decoran sus palacios imperiales con acuarios? Pues que críen ahí langostinos si hace falta, que firmen un convenio con Los Romerijo de Sanlúcar o que se tiren ellos mismos a la cazuela, que algunos tienen los bigotes más largos que el gambón mayor del reino. Yo lo tengo claro: mañana, un japonés.

Tuesday, March 01, 2005

Estoy aquí pensando que si una cabra da leche y con esa leche se hace queso, a mí me debe oler todo a queso porque estoy como una cabra. Eso sí, hay un problemilla. Y es que yo, de momento, leche no doy. Otra cosa es que tenga mala leche, que no creo. Pero entonces me pregunto qué tiene que ver la cabra con el queso. O yo con el queso, que es lo mismo. Pues ni idea. Además, no entiendo por qué me estoy haciendo esta estupidez de pregunta. Mala leche es la que he tenido que tener hoy con más de uno ... o de una. Pero la leche se me corta y luego la que se indigesta soy yo. Ejemplo: el camarero del restaurante donde he comido. Una, que siempre tiene prisa, se pide un café y una tarta de queso, fíjate por dónde. Bueno, pues el inepto ése, que se cree que me hace gracia lo que dice, me trae antes el café que la tarta. Y le digo que no lo entiendo. Se me pone chulito y, con la mierda de prisa otra vez, me bajo los humos yo solita y me tomo el café antes de que se le bajen los humos, porque si encima se me enfría... ni leche, ni queso ni ná. La cabra, que soy yo, embiste al que sea con los cuernos (unos que cojo de alguien de al lado, claro está, porque mi cabeza está lisita).
No es por nada, pero en mi mesa ahora hay una pieza de El Cigarral y otra de cabrales, que me acabo de enterar de que es un pueblo. Y como yo para elegir soy pésima, paso y me voy a mi camita, que sé que el que está entre las sábanas, ése... chicosss, ése... amelieeee, éseee... sí que está como un queso... y una cabra.