Wednesday, January 14, 2004

Llevo algunos días de retraso. Pero no mental, claro, que en eso llevo unos años de adelanto (jajajaja). Bueno, bromas aparte, ¡¡¡¡no me viene la reglaaaa!!! Y pienso: ¿Por qué tengo que preocuparme si más pura y casta que yo no hay nadie hoy en día? Debe ser que tengo anemia, ya me pasó alguna vez durante un verano entero, que disfruté de playa y piscina los tres meses seguidos. Lo lógico, si hubiera mantenido una relación sexual, sería que me comprara un predictor y saliera de dudas. Pero insisto, eso a mí no me hace falta (veáse orgasmos de vegija). Además, soy patética para eso. Una vez una amiga, en estado de shock porque pensaba que estaba embarazada, me pidió que fuera yo quien le dijera si el aparatito ese se ponía rosa. Evidentemente, con mi nefasta experiencia, le dije: "Síiiiiiiiiii, voy a ser titaaaaaaa". Su cara se tornó blanca, salió que echaba chispas en busca del predictor y a punto estuvo de tirármelo a la cabeza. Por supuesto, ni tita, ni madre, ni leches. El test dio negativo. Lo que quiero decirles con todo eso es que soy un desastre. Y de eso se dio cuenta ayer mi ginecólogo. Estoy obsesionada con el ginecólogo. Voy casi una vez al mes. Vamos, peor que los viejecitos en la consulta del médico. Es asqueroso, desagradable, repugnante, diría yo. Pero no sé, eso de subirme al potro es como una experiencia arriesgada, y, teniendo en cuenta que lo más arriesgado de mi vida es que me corte el dedo con la máquina charcutera, la visita al ginecólogo como que me saca de la cotidianidad. Bueno, parece que me duele la barriga. ¿Será la regla o el hambre que tengo?

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