Sunday, November 02, 2008

Un lujo único



Fue un lujo escuchar anoche a Herbie Hancock en el Maestranza. Es un lujo, en estos tiempos, disfrutar de alguien que disfruta, a su vez, con su trabajo. El tío es un genio cachondo, sin aires de grandeza. Sabe diluirse en su piano para que su banda brille, componente a componente. Y poco a poco, nota a nota, Hancock vuelve tímidamente hasta aprisionarte en su piano. Es un lujo estar ahí, con ese pedazo de sonido en directo, cerrar los ojos y no pensar en nada. Es como si estuvieras dentro de una película. Es tu banda sonora. Te acerca imágenes. Momentos. Te inventas otros. Es como si te enchufaras a la batería del escenario. Fue un lujo escuchar anoche a Hancock en el Maestranza. Y fue un auténtico lujo regalar la entrada que me sobraba (me dieron plantón) a un tipo cualquiera que buscaba desesperadamente una reventa. Paco, ese tipo cualquiera, fue el único que bajó a darle la mano al gran Hancock al finalizar el concierto. Recién llegado de Alemania, con su gorra y barba de siete días, Paco fue el único que dialogó con el gran Hancock desde su asiento, a gritos. Paco fue el único al que vi moverse en la silla, el único que bailó y el único, evidentemente, que me ganó por completo. Fue un lujo absolutamente gratis. "Su medicina me ha salvado", me dijo Paco. Y así se lo hizo saber a Hancock, otro tipo único.

2 comments:

Unknown said...

El lujo fue que nos lo contaras al final... Grande eres, Olivia

Tú o yo said...

faltó el mus y una sobremesa de cafelito