Sunday, November 23, 2008

Las sábanas rojas (I)

Tengo la enorme suerte de que a veces me regalan cuentos. Y éste es uno de ellos.

"Se quedó dormida entre las sábanas rojas. Sólo asomaba la pequeña cabeza y el pelo rubio y desordenado. No era de noche ni tampoco de día. Una araña caminaba por el techo. Ella frunció el ceño y desapareció. La mujer dormida movió la nariz, que le picaba, y un pequeño duende azul, del tamaño de un dedal, se materializó sobre su barriga, por encima de las sábanas rojas. El duende estaba cojo y tenía un parche morado en el ojo derecho. Ella se despertó, lo miró y lo saludó. ¿Tú otra vez?, dijo mientras la despertaba. ¡Eh! Ten cuidado, dijo el duende, casi me tiras. ¡Oh! Perdón, respondió ella, ya casi despierta. ¿Qué quieres ahora? ¿Y por qué estás cojo? ¿Y ese parche? Demasiadas preguntas, dijo el duende, vamos de viaje. Cierra los ojos, vamos. Ella cerró los ojos, el duende se tiró un pedo y ambos desaparecieron de la habitación. El duende, al poco, aprovechó de nuevo, recogió la maleta que se había olvidado y se esfumó con rapidez".

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