Sunday, February 15, 2004

Señoras y señores, atención: la casta, la pura, ésa que sólo tenía orgasmos con su vejiga a punto de explotar, ésa, sí, la mismísima Lucía (yo para mí), sí, sí, siiiiiiiiiiiigue siendo virgen, joder. Si es que no puede ser. Para una vez que me decido, que se me presenta una ocasión apetecible y después de repetirme mil veces "Lucía, tía, que tienes ya 29 tacos pa andar con tonterías" va y me viene la gilipollas de la regla. Es un poco asqueroso, la verdad. Pero cuando el susodicho (ahora os digo quién es, tranquiiiilos) se disponía a culminar la operación, aquello empezó a arrojar un líquido raro. Si no fuera porque sabía que me tocaba ya, habría pensado que todo fue producto del susto. Y ahí acabó todo porque a mí me hace falta poco para bloquearme. Cada uno a lo suyo. Hemos quedado el finde que viene, cuando todo esté depurado y reciclado. El chico, muy bien dotado, por cierto, es abogado. Un día le vendí unos chuletones de cordero y me lo agradecerá de por vida. Al menos, eso dice. Menos mal que no se los cociné. Dios, menos mal.

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