Sunday, March 30, 2008

La máquina

Te llevas preguntando día tras día por qué la máquina de la oficina es tan cutre; maldices al supuesto reponedor porque supuestamente nunca repone los bollycaos; llegas a pedirle al portero que te preste unos céntimos para sacar, si no bollycaos, galletas de chocolate, porque la máquina no acepta tu euro; te cabreas porque en vez de galletas, te caen magdalenas; y te vas siempre diciendo que nunca jamás volverás a sacar nada de la máquina, que además te sangra. Pero llegas un día, como hoy, muerta de hambre en busca de algún sustento, y te encuentras con que la máquina está de estreno: supernueva, con capacidad para ver cuántos bollycaos, cuántas galletas o cuantas magdalenas quedan, y con una oferta que ya quisiera la anterior. Ya incluso te empieza a caer bien el supuesto reponedor. Y te dan ganas de invitar al que espera detrás de ti. ¡Y todo es formidable! Y cuando estás a punto de comerte el dulce más riquísimo, compruebas que tu cartera está sin un mísero céntimo. No hay nadie en la oficina y el portero está durmiendo. Es domingo.

2 comments:

Antonia said...

Menos mal que yo ya no tengo las máquinas odiosas llenas de pecados golosos e irresistibles. Ahora no tengo nada dulce a mi alrededor. Sólo ordenadores, cintas DVCPRO 25 y compañeros a los que pondría una fotocopia en color de vuestra cara...

Anonymous said...

jajaja. Yo es que te veo de vez en cuando aparecer en los periódicos. Menos mal.